viernes, 9 de febrero de 2007

¡¡La Tierra está en peligro, salvémosla antes de que sea demasiado tarde...!!

La humanidad ya experimenta la venganza de la naturaleza y el hombre, aún no logra prever su futuro y cuidar su hogar

Desde un lenguaje intelectual ecologista podemos comprobar que la suerte de nuestro planeta está en peligro, su salud y la de sus habitantes está amenazada; y este sustento se funda en los siguientes argumentos:

Para el desarrollo de la vida, la Tierra necesita recibir los rayos del Sol, que son una caricia caliente que envuelve toda su superficie, y al llegar hasta la corteza terrestre, además de protegerla mantiene el equilibrio térmico natural con la ayuda del vapor de agua, el dióxido de carbono y los "gases de efecto invernadero". Estos elementos en suma actúan como una suerte de filtro que regula el exceso de calor e impide que rebote y se vaya por la misma dirección por la que ha venido. Estos factores son una de las condiciones que han hecho posible la vida; sin su presencia la Tierra sería un lugar frío y tan desolado como Marte.

Contrariamente, desde hace unas décadas, esos mismos gases se han convertido en un dolor de cabeza para científicos y ecologistas. Y la culpa, según esas mismas voces y conciencias, habría que atribuírsela al hombre, que con la actividad intensiva de la industria, el transporte y el desarrollo de una amplia gama de fuentes contaminantes, ha multiplicado la presencia en la atmósfera de CO2 y otros gases de efecto invernadero hasta romper ese frágil equilibrio.
¿Cuál es la relación entre estos dos fenómenos? Sencilla: la multiplicación de esos fluidos ha engrosado algo que en origen era un filtro benéfico hasta el punto de que ese filtro ahora ha comenzado a retener más calor del que debería. ¿El resultado? El tan mentado calentamiento global que se ha incrementado en 0,6°C en el lapso del último siglo, y una serie de alteraciones climáticas que evidencian la vulnerabilidad de los ecosistemas: sequías, inundaciones, huracanes, granizadas, heladas fuera de época, olas de calor, deshielo de glaciares, etc., etc.

El deterioro es galopante y mortal; la población debiera saber, y no lo sabe, que los recursos del planeta son finitos y se están agotando, lo que significa que hay que cuidar lo que tenemos, como afirma el climatólogo Robert Watson, que: "Si en cuatro o cinco años no se toman medidas serias a nivel mundial... puede ser demasiado tarde".

En la reciente cumbre de Johanesburgo, la Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, conocida también como Río+10, realizado entre el 26 de agosto y el 4 de septiembre de 2002, donde asistieron representantes de 191 países, se acordó un Plan de Acción que incluía el compromiso de reducir el número de personas que no tienen acceso al agua potable y a las redes de saneamiento de aguas residuales. Asimismo, se acordó la defensa de la biodiversidad o la recuperación de las reservas pesqueras mermadas. Sin embargo, hasta el momento este Plan de Acción no ha logrado arreglar nada. Es más, sólo se logró poner en conocimiento las cifras del deterioro, pero no se ponen los medios para evitarlo.

El cambio climático ha llegado ya y el que no quiera verlo es un ciego: las catástrofes como las riadas, los tifones, subidas de la temperatura, huracanes y otros fenómenos son un hecho claro, incluso en Perú y por supuesto en Huancayo. Los riesgos de estas hecatombes, sino se toman medidas, urgentes, son incalculables. Se dice que ocurren cada diez o quince años cuando todos sabemos que los períodos van ser más cortos debido a ese cambio climático. Este es el reflejo de las barbaridades que ocurren por doquier a nuestro alrededor y nada hacemos para evitarlas.
Según los informes que analiza ONU, las problemáticas de trascendencia mundial son descomunales y a continuación presentamos los más resaltantes:
  • En el año 2050 se estima que la población mundial alcanzará los 9300 millones de personas, el 85% de los cuales residirá en los países actualmente en desarrollo (países atrasados y pobres).
  • La disminución de la tasa de fecundidad y el aumento de la esperanza de vida están provocando también el envejecimiento de la población. Se prevé que en los próximos 50 años se triplicará el número de personas mayores.
  • Desde la Revolución Industrial, el hombre ha puesto en el medio ambiente más de 100.000 sustancias químicas sintéticas. Los contaminantes de la atmósfera más comunes son el dióxido de azufre, los óxidos de nitrógeno, el monóxido de carbono, el ozono, el plomo y las partículas en suspensión. Su acumulación provoca graves daños en la salud y en el medio ambiente.
  • El creciente uso de la energía agravará aún más el problema, especialmente en los países pobres que, paradójicamente, son los que menos consumen. En 1996, el 25% de las 4.630 especies de mamíferos y el 11% de las especies de aves del mundo estaban en peligro de extinción. Dos mil millones de personas en todo el mundo carecen de acceso a la energía comercial, especialmente en los países pobres. En los países ricos el consumo de energía es mayor y más irracional.
  • Un 70% de la superficie del planeta está cubierta de agua. En la actualidad, 1.200 millones de personas carecen de agua potable.
  • De los 3,5 millones de barcos que conforman la flota pesquera mundial, el 99% son de pequeño tamaño. La flota de grandes barcos industrializados cuenta con unas 35.000 embarcaciones - el 1% del total - que capturan el 50% de la pesca mundial. El aumento de la demanda, las modernas tecnologías y las destructivas prácticas pesqueras han conducido a la devastación de numerosas poblaciones de peces.
  • El 40% de los bosques del planeta han sido arrasados. La destrucción de los bosques como consecuencia de la acción humana provoca cada año la deforestación de 13 millones de hectáreas.
  • El agotamiento de los recursos en África y en el sudeste asiático ha convertido a la Amazonía, último patrimonio ecológico del mundo, en el objetivo de las grandes multinacionales. La actividad de estas industrias amenaza la conservación del principal pulmón del planeta y contribuye al calentamiento de la atmósfera.
  • Las emisiones de dióxido de carbono y otros gases contaminantes derivadas de la quema de combustibles fósiles han aumentado más de un 10% desde 1990. Este incremento se ha traducido en un calentamiento global que ha causado el derretimiento de los polos, olas de calor, lluvias torrenciales y graves sequías. Se prevé que para el 2100 la temperatura podría subir hasta seis grados. Si se produjera ese incremento, se fundiría entre un tercio y la mitad de todos los glaciares del mundo y gran parte de los casquetes polares, poniendo en peligro las ciudades y campos situados en los valles que se encuentran por debajo de los glaciares. Grandes superficies costeras podrían desaparecer inundadas por las aguas, que ascenderían entre 15 y 95 centímetros, según diferentes estimaciones, y unos 118 millones de personas podrían ver inundados los lugares en los que viven.
  • Más de la mitad de la población mundial que vive en la pobreza extrema depende de la agricultura para su subsistencia. Se prevé que en 2010 la Tierra alcance los 7.200 millones de personas, lo que representa un aumento de 1.900 millones. Este incremento contrasta con la reducción del crecimiento agrícola, que se situará en el 1,8% de promedio anual la FAO estima que en 2010 la malnutrición afectará a más de un tercio de la población. África y América del Sur serán la regiones con más desnutridos crónicos.
Todo esto es un despilfarro del planeta, la misma que nos conduce camino hacia una hecatombe que sospecha la desaparición de la humanidad entera.
¿Quienes son los culpables? : Evidentemente todos nosotros tenemos la culpa unos más (los políticos que nos gobiernan son los que tienen más responsabilidad, ellos son los que toman las decisiones por nosotros) y otros menos. En la cumbre de la culpabilidad EEUU está en primer lugar, es el que más contamina, le siguen Japón, China, Alemania y Filipinas.
Por tanto reiteramos, que la cumbre de Río+10 solo puso sobre la mesa las cifras de la degradación pero no las soluciones y hasta la fecha no se hizo ninguna acción significativa.
Recientemente, al leer el libro "La tierra explota" de Givanni Sartori y Gianny Mazzoleni., encontré un mensaje que dice así: "si la locura humana no encuentra una píldora que la pueda curar, el mundo y el reino del hombre llegarán a duras penas al 2100, a este paso, en un siglo el planeta Tierra estará medio muerto y los seres humanos también"[1]. Otro de los pasajes de este escrito apocalíptico nos pone los pelos de punta, cuando dice: "predicamos el desarrollo, pero olvidamos que, a más desarrollo, más contaminación...al menos mientras sigamos sin admitir que un mayor desarrollo tiene que neutralizarse con una menor población. La tecnología puede salvarnos pero también puede rematarnos, y nos rematará con seguridad si aceptamos la pretensión de que el problema no es el desarrollo sino el subdesarrollo. A población creciente, desarrollar el subdesarrollo solo puede producir un colapso de hiperdesarrollo"[2]. Línea más adelante añade, "Estoy convencido de que el mundo no encontrará esa píldora al menos que se produzca una revolución, que llevaría años, en nuestra ética y nuestros valores y también en nuestra forma de vida , vamos al caos en nuestra naturaleza, lamentablemente...y lo peor es que nuestros gobiernos no se enteran o no quieren enterarse, cada día tenemos menos bosques, menos ríos, menos agua, más calor, más catástrofes y lo que es peor, cada vez somos más en el mundo...solo se fomenta el consumismo y el meter dinero al bolsillo...así vamos al caos. Es matemática pura y dura, más bocas para comer y menos que darle a esas bocas...”[3]. Por supuesto, de seguir así, ocurrirá la explosión en muchísimos menos años de los que dice Sartori, quizás menos de 30 o 20 años
Frente a ello, en necesario que haguemos una profunda reflexión, actuemos de manera urgente y mancumnadamente.
En el contexto local, los ciudadanos aún no hemos logrado respetar nuestro entorno, nuestra casa y seguimos siendo insensibles con lo que le ocurre a la Tierra. Como efecto del cambio climático mundial y el atentado ecológico causado por la mano del hombre, el retroceso glaciar del nevado del Huaytapallana crece incesantemente, y siendo éste, el principal abastecedor del agua de la ciudad de Huancayo, hoy por hoy va camino a su desaparición. Fuentes informativas de la localidad afirman que: “Por los constantes movimientos sísmicos (generados por este desequilibrio natural) que se producen en la cadena de glaciares del Huaytapallana, cada cinco minutos se desprende volúmenes de nieve”[4].
Por otro lado, la contaminación precipita la agonía de los ríos, que antaño fueron ríos de uso agrícola y áreas de recreación, ahora son verdaderos mulares y focos de infección. Se trata de los principales ríos de Huancayo: El Shullcas, Florido y Chilca; cuyas muertes se aceleran en los últimos años por la falta de un relleno sanitario. Aspectos como: ríos con aguas negras, desmontes de basura por doquier, desechos químicos tóxicos, deficiente sistema de limpieza tóxica, etc., llevan a la ‘ciudad incontrastable’ a convertirse en una ciudad altamente contaminante y sin defensa. La proliferación de desmontes de basura es incontenible y generada por la misma población que no escatima en utilizar los terrenos baldíos o espacios libres, para acumular toda clase de residuos sólidos.
Mientras tanto, las autoridades del gobierno local, guardan el silencio cómplice y muestran una inoperancia absoluta e incapacidad total por la limpieza de la ciudad
En consecuencia, por la defensa del planeta Tierra, es necesario desarrollar la conciencia ambientalista y asumir un plan de acción cuyos rasgos principales debería radicar en los siguientes puntos:
  • Promover desde nuestra individualidad la mundialización del desarrollo sostenible y exigir a los países globalizantes la distribución equitativa de los beneficios de la globalización.
  • Exigir a los Estados mayor nivel de vida en las zonas rurales y urbanas. es necesario mejorar las condiciones de vida de los más pobres, a través de la propiedad de tierras, crédito, educación, mejoras agrícolas y medidas para alentar el reciclaje.
  • Implementar el aprovechamiento de la energía, a través del desarrollo y el uso de tecnologías más eficientes, y el cambio de hábitos de consumo hacia otro tipo de fuentes alternativas.
  • Implantar la protección de la biodiversidad, aportando soluciones a los problemas de pesca desmedida, explotación insostenible de los bosques y contaminación marina desde las áreas continentales.
  • Concienciar sobre el uso y mejor gestión del agua, optimizando el suministro y logrando una distribución más equitativa de los recursos acuíferos.
  • Exigir a las empresas prestadoras de servicio de agua, que aporten recursos financieros, incrementando la eficiencia y la transferencia e intercambio de tecnologías ambientales sensatas.
  • Generar una política internacional común, para generar el desarrollo sostenible.
  • Ahorrar la energía que se despilfarra en todos los sectores de la economía, incluyendo el transporte, las casas, las oficinas y la industria.
  • Cambiar el uso industrial del carbón por el de insumos menos contaminantes, como el gas natural, especialmente en la producción de energía.
  • Aumentar el uso de energías limpias y renovables, como la eólica y la solar, que no emiten CO2.
  • Desarrollar la "Producción Limpia", diseñados para usar sólo materias renovables y reutilizables, que ayudarían a la conservación de la energía, el agua, el suelo y otras materias primas.

    [1] Givanni Sartori y Gianny Mazzoleni, “La Tierra explota”, Edic. Web Ciencia Pág. 21
    [2] Ïbidem ; Pág. 33
    [3] Ïbidem ; Pág. 37
    [4] Diario Correo, 04-03-2005; Pág. 3